Todos tienen un antes y un después marcado en el momento que coincidieron en aquella aula de clases. Sin saberlo, las primeras miradas fueron el inicio de la montaña rusa en la que se transformarían sus vidas, pero claro, con su música de fondo. Vegeta regresó a la ciudad, Bulma nunca se fue. Una amistad que comienza a quemar cada vez más nace en medio de un caos que recién está por empezar, desatando viejos recuerdos, trayendo nuevos monstruos.