Sus dedos se empapaban progresivamente con cada movimiento que éstos realizaban; circulares, de «tijera», de arriba abajo. Sus dedos eran, irónicamente, exploradores de la parte más dulce de su esposa.
Sus dedos se empapaban progresivamente con cada movimiento que éstos realizaban; circulares, de «tijera», de arriba abajo. Sus dedos eran, irónicamente, exploradores de la parte más dulce de su esposa.
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Cuando tu simple palabra enfada
Te giras y ves que nadie te aguanta.
Muerde tu labio, no digas nada
Aún cuando la impotencia te mata.
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