Eres un grosero y no tengo porque obedecerte pulgoso. - Soy mujer Leah y no te haré daño, si lo hubiera querido ya estuvieras degollada. No me vuelvas a llamar así. - Como iba a saberlo si usas mi voz? Tal vez prefieres mirar a la víctima a los ojos, hacer que confíen en ti y luego despellejarlas. -Despellejarlas? Ni que fueras conejo. Y NO ME CAMBIES DE TEMA. - Sarnosa- gruñe y sonrío.