Era el maldito infierno, sangre y venganza no existía más, no había corazones puros y personas de confianza, ¿puedes confiar en tu sombra?, se preguntaba aquel hombre dudando de la respuesta, pero jodidamente en su sonrisa encontraba el cielo, ella pertenecía a ese mundo, pero era diferente tal vez la única persona en la cual si podía confiar, su sonrisa le daba esperanza y paz, encontraba la libertad incluso en medio de las llamas. Pero los ángeles como ella tienen que regresar a donde pertenecen y las personas como él, quedarse en el mundo para el que nacieron.