Esta desesperado se le notaba en su mirada, que me daban ganas de aceptar, pero la idea era muy descabellada, tendrá sus motivos para haber mentido y me intrigaban los líos familiares, era uno de mis hobbies favoritos: escuchar chismes. Mi parte racional decía que me alejara, pero la contra parte me motivaba a seguir, además no tenía nada que hacer hoy y si lo descubren o no, es muy su problema, por lo que bueno acepte. Tonto de mi parte. - Está bien, te ayudaré. Pero harás algo por mí, a su debido tiempo. Y dicho y hecho, espero no arrepentirme en el intento.