La nostalgia y la melancolía mortificaban el débil corazón de Yoongi, esa persona, la cual adoraba y le entregaba todo, la cual le hacía perder el control y quedar como un idiota, se había marchado y no iba a volver, justo como los pétalos de las rosas. El chico de las flores que se encontraba en la entrada del cementerio estaba tan enamorado como un torpe de Yoongi, y se le hacía tan difícil no sentirse impregnado de felicidad con tan solo ver su sonrisa.