El frío que chocaba contra aquélla cosa liviana lo hizo abrir los ojos, ¿Pero eran ojos? No, ya no lo eran más. Se movió, intentando sentir el cuchillo contra su pecho, pero no había nada. No sentía nada físico. Volteó y observo lo que le rodeaba, y se dio cuenta que: Ese cadaver era suyo, los huesos pesados cuviertos en la piel muerta de su pasada vida eran suyos, que el alma que ahora rondaba, era nada más...que él. Portada hecha por: @_MoraBlanca_