Delia Clarke no era como los demás ángeles y ella lo sabía. La pasión y adrenalina por el riesgo la hacían mecerse entre los brazos del peligro. Un peligro que acabó teniendo nombre. Daimon Hellray. Y es que la curiosidad por descubrir la verdadera cara del infierno puede ser tan tentadora que no te das cuenta cuando ya estás ardiendo.
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