Mis ojos, testigos, partícipes y ausentes de la propia existencia... ante ellos... Las hojas caen de aquellos árboles que alguna vez fueron testigos de los encuentros más hermosos, de los abrazos más sentidos, de los susurros más queridos. Ellos presos de una danza embriagadora, impulsan los recuerdos que gobiernan el pensar e impregnan la verdad de una feroz realidad, sin saber que ésta y aquél, fueron tal vez, pertenecientes a otros tiempos, a otra vida, sin llegar nunca a estrecharse la mano....
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