Cuando Asther Cipriano empieza a merodear por las calles de Carson, a Dios le da dolor de cabeza, los santos se persignan, las monjas aprietan sus rosarios, los civiles rezan un padre nuestro y Lucifer se siente orgulloso de La Bestia o Ángel de la Muerte que creó la humanidad, sin duda alguna es su hijo favorito.