Al astuto millonario Perth Tanapon no le daba buena espina el nuevo ayudante de su papá y estaba empeñado en echar al intruso de su mansión. Al fin y al cabo, un doncel tan bello e inteligente solo podía querer una cosa de su familia: parte de su fortuna. La búsqueda de su padre biológico había llevado a Saint Taylor al mundo de Perth, y estaba experimentando de primera mano la feroz reputación de Tanapon. Consciente de que Perth lo consideraba un cazafortunas, le asombraba que utilizara sus artes de seducción con él. Perth estaba decidido a sacarle la verdad, y Saint debía hacer cuanto estuviera en su mano para resistirse.