En el aquella institución ubicada en las zonas rurales de Japón a varios metros de las altas rejas que resguardaban celosamente la gran edificación yacía un roble. Este no era otro árbol más, no era común ya que poseía cualidades que lo hacían diferente, él dependía de las energías negativa que le suministraban aquellos estudiantes frecuentemente: odio, miedo, dolor, impotencia . Pero aveces en la vida hay giros inesperados y la suya no sería la excepción.