Él es como el fuego: tentador, atractivo y caliente. Ella es como el hielo: fría, distante y tranquila. La vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos y Mara nunca lo creyó hasta que su madre la obligó a dejar Noruega para comenzar de nuevo en Londres. La vida no es perfecta, pero hay complementos que pueden mejorarla cosa que tampoco creyó hasta que unos ojos avellana se grabaron en su mente cambiando el rumbo de su historia. Dos desastres juntos, dos solitarios, dos almas gemelas que estaban destinadas a encontrarse.