El taller de padre es mi sitio favorito para estar, lleno de figuras, enceres, muñecos y demás artesanía hecha de madera. El sonido constante del martillo repiquetear es mi sonido preferido en el mundo, me volví experta en sonidos y puedo identificar a la gente sólo con agudizar el odio, hasta pude determinar que tanta carga traía la carreta del señor Kane... Lo que jamás pude adivinar fue el peso de la tragedia que portaba en su discurso. Un relato conmovedor, lleno de fantasía y tan oscuro como la noche. Quien diría que la inocencia de los niños y su propia libertad podría ser cortada por algo invisible?
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