Dicen que escribir cura un alma rota y alivia las heridas del corazón. Historias cortas, poesías y experiencias ajenas. Tanto como las palabras que nunca le dije, las confesiones vergonzosas que no fui incapaz de aceptar, las situaciones que no comprendo, tal vez uno que otro cuento para dormir y los pensamientos que llegan a mi mente cual viento otoñal que golpea las ramas de los árboles. Todo eso forma parte de una cabeza con tornillos perdidos. Y esa cabeza le pertenece a un corazón con latidos dudosos. Y ahora también del ruido que el silencio hace cuando la consciencia empieza a recorrer el camino de las palabras escritas. TODO EL CONTENIDO ES CREADO POR EL AUTOR. SE PROHÍBE LA COPIA DE CONTENIDO.