Cuando los ojos de Sunghoon se encuentran con los de un Omega al que apodan Taaffeite durante una de sus presentaciones, una chispa intensa surge entre ellos. Aunque Sunghoon se resiste a dejarse llevar por sus emociones, no puede evitar sentir una atracción magnética hacia el joven bailarín. A medida que se desarrolla su relación, Sunghoon descubre un lado de sí mismo que nunca había conocido: el deseo de proteger y cuidar a alguien más, incluso si eso significa enfrentar los peligros de su vida en la mafia.