Tras años del retiro de los muchachos de la Generación Dorada del Fútbol Japonés, sus hijos poco a poco dan indicios de tenacidad tanto o más fuertes que los de sus progenitores, pero no siempre dirigidos a dónde ellos esperan. Algunos de ellos contemplan la opción del espectáculo, otros se visualizan cumpliendo el legado: De cualquier forma se imaginan como ídolos. Pero sus padres saben muy bien que las cosas no son tan felices como parecen, y mucho menos cuando sus ambiciones les han generado tanto dolor. Ahora, el objetivo de los adultos es asegurarse de que los niños salgan a salvo de sus propias pretensiones.
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