Daniela Calle y María José Garzón trabajan juntas en una revista para mujeres lesbianas y bisexuales y, a pesar de que Daniela tiene al resto de compañeras de plantilla encandiladas por su encanto natural, María José Garzón parece ser tristemente inmune a sus efectos, podría incluso decirse que la odia un poquito. Su carácter extrovertido y despreocupado la pone de los nervios, y esa fama de sex symbol que arrastra a sus espaldas le da alergia en cantidades industriales. Ella es meticulosa, ordenada y organizada hasta la médula y la colisión de opuestos que le supone compartir un mismo espacio-tiempo con Daniela le sube las catecolaminas a lo bestia.