Los Tilos es el típico barrio suburbano en el que prevalece el chismorreo y todo se parece: el paso de los días, la monotonía de las casas e incluso las personas. Pero un sábado a la mañana Ignacio descubre que algo inusual está sucediendo y que todo está alterado. La mansión del viejo Bruce, que desde siempre permaneció cerrada, amaneció con su portón abierto. Los vecinos se van congregando frente a las rejas y crecen las especulaciones sobre lo que está pasando. Ignacio y sus padres se suman a los vecinos, mientras continuan curioseando entran vehículos y personas extrañas a la vieja casa. Llega un sacerdote, pero antes de entrar le entrega a Ignacio unas vestimentas con un recado y una misión. Nadie imaginó lo que en verdad estaba sucediendo, el pasado saliendo a la luz y quién se creía perdida regresando.