Vegetta es bonito. Eso es de las primeras cosas que Rubius piensa el mismo día en que se da cuenta que lo que siente en su estómago son mariposas. Vegetta es muy bonito. Eso es lo que piensa cuando le toca pasar una noche haciendo informes con este, a la leve luz de una lámpara mientras revisan sobre sus tal vez próximas misiones como héroes de Karmaland. Vegetta es el hombre más bonito que he visto. Es lo que piensa cuando se pierde mirando sus pestañas largas que bajan y suben de sus ojos, como a pesar de su expresión cansada se ve tan atractivo, observa con admiración sus rasgos varoniles o la pequeña sobra de barba que su intento de rasurado rápido de esa misma mañana no pudo cortar correctamente, la cuál, solo lo hacía lucir aún mejor. Vegetta es bonito, y sexy, y atractivo, y hermoso. Y Rubius no sabe desde cuando es que se enamoró de alguien que se supone odiaba. // O Rubius se ve obligado a pasar una noche en la sala de reuniones de la casa de Vegetta con este, ayudándolo con el trabajo que el pelinegro se ve obligado a afrontar gracias a ser el líder del grupo + Rubius es realmente un bobo en el amor.