Ella era aficionada del arte y él un gran pianista. Ninguno buscaba nada, sin embargo, el destino los cruzó y ahora no quedaba más que compartir lo que les unía, la pasión por lo que hacen.
Ella era aficionada del arte y él un gran pianista. Ninguno buscaba nada, sin embargo, el destino los cruzó y ahora no quedaba más que compartir lo que les unía, la pasión por lo que hacen.
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó hacer derramando sus lágrimas, lo abrazó a su cue...