-¿Que tipo de flores te gustan entonces? -pregunta él, ingenuo- ¿Las rosas? Frunzo el ceño -No, las odio. -respondo. Parece desconcertado, que amor. -¿Porque las odias? -pregunta sediento de una respuesta. Sé que trata de entenderme, pero no es fácil. -Durante años, he visto como le traían rosas a cada uno de los pacientes. Rosas blancas, rojas, en grandes cantidades, o en pequeñas, como si éstas calmaran todo el dolor que estaba sufriendo. Pero no era así -se me cae una lágrima al pensar en Connie y en las rosas que le traía su madre cada semana -, creo que a veces hay que mirar más allá de lo simple, de lo común, las rosas se han vuelto un cliché... >>Sólo se que a veces hay que mirar hacia abajo, y ver las pequeñas florecillas púrpura que se encuentran en el camino de vuelta a casa. -Entonces, ¿te gustan las flores pequeñas? -Las mas pequeñas.