Ninguno de los dos sabía cómo rayos habían llegado allí, a ese motel cercano a la carretera por culpa de la tormenta. -¡Es tú culpa!- gritó ella furiosa. Y aunque lo negaran, les encantaba su propia compañía, estando a solas. Lo único que Luke podía pensar, era que él estaba enamorado de quien fue su mejor amiga. -No niegues que no te encanta...- le susurró en el oído y la tomó por la cintura. -Tú tampoco lo hagas...- en otro movimiento, ella lo puso contra la pared donde él antes la tenía prisionera.