Lo único que amabas era el arte, y él era arte. Era una moneda con dos caras y ninguna resultó ser buena.
"Te quiero" -te decía.
Te mentía, pero hasta sus mentiras sonaban a poesía.
Lo único que amabas era el arte, y él era arte. Era una moneda con dos caras y ninguna resultó ser buena.
"Te quiero" -te decía.
Te mentía, pero hasta sus mentiras sonaban a poesía.