[HISTORIA CORTA] Dicen que si besas a una Diosa en los labios, se te concederá un deseo. Y si lo haces en cualquier otro lugar, estarás maldecido. Exactamente a las cuatro de la mañana de un cálido Sábado, algo misterioso cae en la zona de los suburbios, y no es nada más, que la gran y poderosa diosa Keket. ¿Que cómo llegó ahí? A nadie le interesa, en menos de tres meses, enjaulada con cadenas y con las peores torturas jamás imaginadas, puedes ir y pagar la cuota suficiente para poder besarla, y tener así, un solo deseo, que se volverá realidad. Justo en el abismo de la crueldad humana, ahí reside, la gran Diosa.