“—Yo no soy quien va al Psicólogo —canturreó.
Lo miré, ocultando mi sorpresa. Me estaba asustando.
Yo nunca en mi vida había visto a ese chico, pero se suponía que estaba en todas mis clases, entonces, ¿por qué no lo había notado antes?
Y él estaba allí, diciendo cosas al azar y adivinando en todo. Diciendo cosas por instinto y acertando dolorosamente en todo.
—No voy al Psicólogo —por un momento no me importó si nos miraban o no.
Me miró a los ojos y se acercó, apoyando la barbilla en su palma, hablando lentamente.
—¿Cuántos años has ido ya?
—No voy al Psicólogo —repetí, apretando los dientes y los puños.
Él notó mi reacción, y sonrió, lenta y cautelosamente.
—Tambien hay problemas de ira y pésimo autocontrol —acertó, analizando mi reacción—. Respira, Elly —pronunció en tono afable, burlándose, pero mi corazón estaba demasiado acelerado para no sentirme agitada—. Yo estoy contigo —y soltó una risita hostil, sádica y llena de burla.
Todo era burla, y era desagradable”.
Ángeles y Demonios/Capítulo 1
Hola, hola, hola
Recordando la primera conversación romantica de mis tortolos favoritos