Hace un mes mi vida dió un giro inesperado.
Cómo saben, vivo en Acapulco. Para ser más específica en la localidad de pie de la cuesta justo donde tocó tierra el huracán Otis, el cuál fue categoría cinco y se llevó años de esfuerzo, se llevó ahorros, se llevó seres queridos y conocidos y nos dejó a la deriva.
Fue un momento de total temor, después de un mes sigo sintiendo que me metí sin querer a una película de terror pero gracias a dios todo está mejorando poco a poco.
Pero esté mensaje es para decirles que vivan, vivan a más no poder porque no saben cuándo partirán de mi esté mundo y en ese momento nada se irá con ustedes más que los recuerdos felices.
No peleen con su familia, den todos los abrazos que tienen guardados, todos los besos que su corazón desee y sean ustedes mismas.
Y por sobre todo, luchen por cada segundo, por qué cada segundo de sus vidas sean mágico.
Con el nudo en la garganta me despido con alegría de poder escribir por aquí.
No sé cuándo pueda hacerlo de nuevo, pero me alegra hacerlo.