Los libros son palabras creadas con pedazos de nuestro corazón, cada letra es un llanto, una amarga y agria soledad. Son letras que para nuestra vida significaron tanto y que en vista valen tan poco. Son capítulos que reflejan lo que una vez deseamos y que expresan lo que un día imaginamos. Cada final solo es el principio de una nueva historia, mucho más mejorada y llena de dolores vencidos. Cada historia es una vida, una fantasía que deseamos creer que existe pero que nuestra conciencia se rehúsa a aceptar. Porque ¿quién no desea vivir una historia de amor como las de cualquier novela? Pensándolo bien, yo no lo deseo, porque nadie percibe el dolor que siente el personaje en cada rechazo, en cada muerte, en cada beso que después se convierte en ceniza, o en una pelea, que aunque una vez fue una triste broma, tiempo después se convierte en la culpable del deterioro de la relación. 
Nadie valora lo que tiene porque los libros les hacen pensar que su vida no es lo suficientemente ¿perfecta? como para vivirla feliz. Pues yo no deseo una vida como las de los cuentos, porque detrás de cada sonrisa o beso se esconden años y años de sufrimiento.