Estos días fueron mejores de lo que esperé,
y ahora que se acabaron no quiero volver.
Aún así, le agradezco al Señor la oportunidad que casi rechacé.
Gracias por los lugares que visité, los buenos momentos que por siempre atesoraré.
Creo que nunca me sentí tan yo y tan libre a la vez.
¿Qué no haría por volver esta mi realidad permanente?
Sin embargo, sé que por más pena que me dé, es hora de decir adiós y hacia adelante ver.
Eso sí, por volver a este bello lugar impaciente esperaré.
Hasta eso, ruego a la tristeza que me suelte y al futuro que nuevas sorpresas me dé.