Si de algo estoy segura, es de que no quiero volver a oír una canción importantísima para HELA. De hecho, es su canción, sin ella, la novela no existiría. Quienes ya la leyeron, saben a qué canción me estoy refiriendo, y no es más que Baby Come Back de Player, publicada en 1977
HELA es un pedacito de mi alma, y un pedacito de esa alma que se llevó quien inspiró mi amor hacia él. Esa canción para mí, es peor que cualquier castigo, que cualquier tortura. Una cosa es sentirme mejor al no tenerlo conmigo, sentir un gran alivio, una gran libertad. Y otra, es querer revivir aquella noche en donde por poco me muero del dolor.
Dije que este mensaje es más personal porque HELA me hace revivir sentimientos amargos como este. Queridos futuros lectores de esta novela, hay una escena que me atrevo a decir que es más mía que nada, que proviene de mi alma, de mi corazón. Y con esa escena, me despedí mentalmente de la inspiración de Rafael una noche del siete de enero de este año. Y no saben lo horrible que es revivirlo.
Incluso tengo un nudo en la garganta. Abajo hay mensajes donde dice que le agradezco su amor porque me hizo crear esto, pero solo eso le agradezco. Acá entre nos, hubiera preferido no conocerlo nunca. Acá entre nos, lectores, hubiera preferido que nunca se hubiera aparecido en mi vida. Pero bueno, si el costo de las risas, de la emoción, de la satisfacción de este sueño han sido cuatro años de dolor, lo pago, y lo seguiré pagando.
Rafael, pago por tu inspiración. Gracias por inspirarme. Pero, por favor, bebé, no regreses a mí nunca, porque cualquier tonto, puede ver que no hay nada de bueno en ti.