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No soy la mejor mujer. No soy la puritana qué dejaste esa tarde de abril. No soy la ingenua qué creía ciegamente. No soy la artista qué conocías. No soy la niña que se esconde mucho de sus padres. No soy la niña que les tiene tanto miedo. No soy la joven que no siente miedo del futuro. No soy la joven que piensa que con querer, todo se podrá. No soy la mujer que "todo intento es válido". No soy la chica que destacaba en todo.
          
          Ya no soy esa. ¿Aún con eso, me amas? 

Te amo. De la forma más pura en la cual una mujer determinada podría amar a un hombre libre.
          
          Te amo, de la forma más leal como una perra. E incluso decir perra no suena tan indecente cuando se trata de ti.
          
          Te amo, como si fueras una familia. Como si pudieramos serla.
          
          Te amo, aquí y en cualquier momento, circunstancia, no importando el tiempo ni el entorno.
          
          Te amo. Y hay noches donde escucho tu voz diciendo que me amarías. 

Llegaste tarde. Y eso me frustra pero a su vez me alivia. ¿Y si esto hubiera salido mal? 

Debería ir a dormir.
          Pero debo admitir que también amo a alguien aparte de ti. 

¿Mi foto de perfil?
          Somos nosotros, ¿no lo recuerdas? 

Me gustaria saber si aún piensas en mí o si realmente estabas confundido como me dijiste. 

No llores, ¿si?
          Me dolió saber que lloraste por amarme. Me destrozó. 

No quiero que me esperes aún con todo lo que digo. No lo vale. Aún si por dentro mi egoísmo dice que me esperes, no quiero que lo hagas cuando yo no te esperé. 

No debería decir esto, pero soy tuya. Yo lo sé. Muy en el fondo de mi ser. 

Ayer recordé mi primera vez. Lloré, pero una lágrima fue de alegría.
          
          Pude recordar tu abrazo tan cálido. Lo sentí. Fue tan real.