Gracias por la bienvenida, aunque dudo que entiendas lo que eso significa para alguien como yo. No soy de los que buscan confort ni consuelo. Mi naturaleza está marcada por el pecado y el destierro, y ni el tiempo ni el perdón podrán cambiar eso. ¿Tú quién eres?
Y justo cuando pensaba que ya había visto lo más extraño en esta existencia, me encuentro contigo. Supongo que hasta los demonios tienen sus rarezas. En fin, habrá que aprovechar la oportunidad.Demonio de fe, ¿serías tan amable de escuchar mis pecados?
No importa que no quieras o no consideres serlo; eso no cambia lo que eres. Sigues siendo un demonio, aunque te disfraces de santo, te convenzas de tu pureza o te pongas una aureola. Ahora podemos empezar, siéntate, va para largo.