Paga el pasaje en la caja sin saludar, pasa con dificultad rozando las ropas del gentío tumultuoso hasta entrar en el vagón cuyas puertas casi dejan a un pasajero entre sus fauces, rápidamente se acomoda en un rincón, desenreda con dificultad sus auriculares y se limita a escuchar música mientras da rienda suelta cuan meditabundo a ciertas reflexiones que llegan a su mente sin poderlo evitar. Su gesto revelaba siempre el ardiente e hipócrita odio que muy adentro profesaba hacia lo conformistas y acostumbrados que estaban todos a la monotonía, lo vano y vacío de la vida, el sistema ineficaz y desigual con cara de bienestar para todos y la redundante existencia de muchos: zombies , maquinas y engendros creados incluso antes de nacer. Era sin duda una especie de anacoreta vergonzante e hipócrita que en lugar de morir por un ideal honesto seguía el rumbo de todos, solo sobrevivía aunque esto lo consumiera lentamente y le causara muchas afecciones emocionales.

Odia las presentaciones, tampoco espera que esto lo lean muchas personas  -eso tampoco importa mucho por que le bastaría con que un par le leyera-, pero bueno, dado el caso él tan solo diría qué: Ama la música, Escucharla y hacerla ha sido moneda corriente en su vida, aunque no le traiga muchos benfeicios, no importa. Disfruta de las buenas historias, y por eso desde hace poco -un par de meses quizá-, ha escrito un par de historiecillas aunque inconcompletas, creadas con muchas faltas pero pueril entusiasmo.