Cenizas a cenizas, el tiempo se desvanece,
en el reloj de arena, nuestra esencia se deshace.
Polvo a polvo, en el viento disperso,
somos hojas que vuelan, en el universo inmenso.
En el ciclo eterno de la vida y la muerte,
cenizas a cenizas susurra la suerte.
Y polvo a polvo, el destino nos lleva,
en el baile silente que el cosmos eleva.
Cenizas a cenizas, fuego que en amor se convierte,
polvo a polvo, la tierra que a todos cubre y soporta.
En cada final, un comienzo se esconde,
y en cada adiós, una promesa se reporta.
Así, cenizas a cenizas, retornamos al origen,
polvo a polvo, en la memoria antigua.
Somos estrellas fugaces en el cielo infinito,
brillando un instante, en el tiempo bendito.