angustiosos

Ella era demasiado inocente para alguien tan corrompida como yo. En cada semana, le repetía una y otra vez que no era posible, pero seguía permaneciendo en el mismo lugar de siempre. Era demasiado tímida y nunca decía lo que sentía en su corazón, se guardaba todo y dejaba que las cosas pasarán frente a sus ojos para no decir absolutamente nada.
          	Era una chica triste, no importaba cuanto le intentará animar, seguía mirando el mundo con angustia y dolor. Tenía una voz suave y encantadora que a cualquiera le gustaría escucharla en sus oidos por horas. Tenía el cabello pelirrojo y corto, muy hermoso de ella, y también sus labios eran redondos y rosados, perfectos para encajar con los míos. Pero, no siempre todo termina como uno quiere. En algún momento pude comprender que ella no estaría esperando mi amor todo el tiempo, y de un día para otro; desapareció de mi vida sin dejar ni un adiós. Como la extraño, deseo tanto volver a escuchar su preciosa voz y sus mejillas sonrojadas siendo llenadas por la vergüenza.
          	
          	Valentina, regresa por favor.

angustiosos

Ella era demasiado inocente para alguien tan corrompida como yo. En cada semana, le repetía una y otra vez que no era posible, pero seguía permaneciendo en el mismo lugar de siempre. Era demasiado tímida y nunca decía lo que sentía en su corazón, se guardaba todo y dejaba que las cosas pasarán frente a sus ojos para no decir absolutamente nada.
          Era una chica triste, no importaba cuanto le intentará animar, seguía mirando el mundo con angustia y dolor. Tenía una voz suave y encantadora que a cualquiera le gustaría escucharla en sus oidos por horas. Tenía el cabello pelirrojo y corto, muy hermoso de ella, y también sus labios eran redondos y rosados, perfectos para encajar con los míos. Pero, no siempre todo termina como uno quiere. En algún momento pude comprender que ella no estaría esperando mi amor todo el tiempo, y de un día para otro; desapareció de mi vida sin dejar ni un adiós. Como la extraño, deseo tanto volver a escuchar su preciosa voz y sus mejillas sonrojadas siendo llenadas por la vergüenza.
          
          Valentina, regresa por favor.