Eran las 10 en punto de la noche, quizás una hora demasiado tarde para ir a cenar, pero ambos preferían y apreciaban la intimidad de la noche. Isaac la estaba esperando fuera de su vivienda, llevaba unos pantalones de vestir, zapatos y una camisa de manga larga con cuello semi alto, ropa oscura como era usual sin ningún otro accesorio más que su reloj, estaba recargado en su automóvil negro, cuando oyó la puerta, alzó la mirada encontrándose con ella. La suave brisa nocturna y la luna brillando en su punto más alto, prometía una noche más que interesante, y lo adivinó aún más cuando Cass avanzó y el ciñó sus dedos largos en su cintura, inclinándose un poco para inhalar su aroma, cerca de su oído, aprovechando para murmurarle.
—Luces hermosa... te he preparado una cena exquisita en mi casa.