Soy consciente de que al haber estado tanto tiempo ausente, sin dar ninguna explicación, ha sido una falta de consideración y de advertencia por mi parte. Sin embargo (y no es por buscar una justificación, pues estoy segura de que me entenderéis), ya sabéis como funciona esto: la inspiración para escribir, además sobre una temática y unos personajes tan propios y particulares como ocurre en los fanfics, va y viene a cada segundo, y a eso hay que sumarle, por supuesto, lo demás, que es esta vida bonita pero complicada para todo el mundo.
Voy a ser sincera: la energía mental que he dedicado a la universidad al tiempo que intentaba sobrellevar como buenamente podía las consecuencias de la pandemia me ha anulado como persona. No se puede negar que en estos momentos estoy muy cansada y soy una persona completamente distinta (ya nos diferente, sino distinta) a la de hace un año, y eso, naturalmente, a lo primero que se ha trasladado es a lo que escribo o, en contrario, a lo que he dejado de escribir.
No obstante, a pesar de esta nueva realidad, estoy muy feliz con la carrera que estoy estudiando y las chicas que he conocido. Si alguna vez habéis experimentado ese afecto puro y desinteresado compartido con otra persona, sabéis de lo que os hablo; mi amistad con estas chicas se fortalece a cada segundo que pasa y los conocimientos que me transmiten con cada cosa que sueltan por la boca son infinitos. Me parece lógico, dado que ahora son una parte importantísima de mi vida, hacer mención de ellas, pues creo que soy geniales, ya no en el sentido genérico de la palabra, sino que son geniales de verdad, unas genias.
En este tiempo he estado escribiendo relatos, historias, páginas de mi diario, trabajos de clase, reflexiones personales e incluso poesía (¡he recitado en público por primera vez!). También participé en un fanzine feminista con un pequeño poema junto a otras mujeres.