El olor a tabaco se mezcla con el del incienso, me embriaga como si hubiera bebido, me inunda, me hace recordar.

Es triste que la única paz a la puedo llegar es a la tranquilidad de la 1:02 de la mañana con un cigarro y mil pensamientos.
Uma está a mi lado, dormida, mientras yo miro el incienso consumirse.
Me debato entre fumarme otro cigarrillo o irme a dormir, ambas son factibles, y es triste que me debata por los demás, porque si por mí fuera, me fumaba otro, pero la habitación se inundaría de humo y mis padres lo olerían.
Lástima. Parece que lo único que me relaja es estar al borde del abismo y no caer.
  • EntrouJune 25, 2016

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