La hija de la jefa del CNI llega a Los Santos. ¿A quién logrará enamorar con su increíble inteligencia y belleza?
Nuestra protagonista intentará afrontar su pasado tropezando con un amor...
Gustabo: Nunca había sentido algo así por alguien...
❥︎No v...
Me desperté con el sonido de la alarma que había puesto antes de echarme una cabezadita. Miro la pantalla del teléfono y veo que eran las 6:30 de la tarde. Recuerdo que Gustabo me había invitado a cenar y me siento en la cama estirándome bien.
Pongo los altavoces con mi playlist de Pitbull favorita y entro a la ducha. Después de una buena ducha, me aliso el pelo al ritmo de "Guantanamera". Me maquillo suavemente y me pongo un bonito vestido negro ajustado junto a unos tacones negros.
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Agarro una gabardina de cuero negro y me miro en el espejo con una sonrisa. El tiempo se me había pasado volando y tenía media hora para llegar a la casa de Gustabo.
Salí de casa, me subí al coche y me dirigí a la casa que compartían Gustabo & Horacio.
Tenían una casa increíble, deduje que la eligió Horacio ya que a Gustabo no le gustaba llamar mucho la atención con una casa. Aparqué el coche enfrente de la casa y bajé del mismo. Se podía observar una luz que provenía de la parte trasera de la casa. Me arreglé rápidamente el pelo con los dedos y me retoqué el gloss de los labios. Toco el timbre y espero una respuesta.
—Hola Gustabo —digo mirando al rubio que abrió la puerta y que se había quedado mirándome de arriba a abajo.
Él llevaba una camisa blanca remangada dejando al descubierto los numerosos tatuajes de sus brazos. El pantalón negro de traje que tenía puesto le quedaba como un guante y tenía los mechones rubios ligeramente arreglados.
—Hola Vic... Estás hermosa —le dedico una sonrisa tímida y le doy un abrazo a modo de saludo—. Pasa pasa —dice dándome paso a la casa.
—Y bueno... ¿Qué vamos a cenar? ¿Te ayudo a hacer la cena? ¿O eres tú el chef? —dejo el bolso y la chaqueta en la entrada y me acerco al chico.
—La cena ya está hecha señorita, ven conmigo —le hago caso y le sigo, aparta las cortinas que daban al patio trasero de la casa y abre las puertas correderas de cristal.
Al salir al jardín, estaba todo decorado con algunas luces repartidas por el césped y al fondo había una mesa con una vela y varios platos con comida.
—Esto es maravilloso Gustabo... Es increíble, nunca me habían hecho algo así antes... -me volteé hacia él y le abracé cariñosamente intentando llegar a su altura ya que él era más alto que yo.
—No es para tanto —dice soltando una risa nerviosa—. Sin Horacio esto no hubiese sido posible.
Me quedo mirando el lugar con una sonrisa sincera y le miro algo tímida.
—Bueno, ¿vamos a cenar señorita? —me ofrece su mano y la agarro, dejándome llevar por él.
Estuvimos un buen rato comiendo y charlando, hablamos sobre anécdotas de nuestras vidas, reímos, compartimos palabras bonitas y criticamos a gente de la comisaría. La comida estaba deliciosa, se nota que la había hecho con bastante cariño y esfuerzo, era filete a la plancha y ensalada de acompañamiento. En toda esa charla me di cuenta de que Gustabo y yo teníamos muchas cosas en común, cosa que me hizo estar más segura de mí misma y cómoda con él.
