𝑳𝒂 𝒓𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒑𝒐𝒍𝒊𝒂𝒎𝒐𝒓𝒐𝒔𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝑭𝒖𝒌𝒖𝒓𝒐𝒅𝒂𝒏𝒊.

1- La mañana de un nuevo comienzo.

- ¿Tienes todo? ¿Compraste bolígrafos?

- Si mamá, no te preocupes, solo asistiré a una escuela nueva, yo soy la que debería estar mas nerviosa - rió ante sus palabras la jóven, a sabiendas que era verdad.

- Lo sé, pero es una escuela muy grande, no conoces a nadie ahí...

- Descuida, estaré bien, no es como que me llegue a pasar algo malo, es solo un traslado de escuela.

- Está bien querida, cuidate mucho, no olvides cepillarte los dientes.

- Yaaa, descuida, te habló cuando vuelva se me hará tarde. - dijo sarcástica, aún tenía mucho tiempo de sobra, pero conociéndose no era lo suficiente.

- Okey, te quiero, suerte.

- igualmente, bye.

Al decir eso se escuchó como se colgaba la llamada, la jóven miro hacía su izquierda viendo la ventana de la habitación, entre cerró los ojos por la tenue luz que salía del amanecer del sol que le daba en el rostro, eran las 5:24 am. demasiado temprano para estar despierta pero su madre aún no se había acostumbrado al horario que la jóven tenía al estar al otro lado del mundo, soltó un latgo bostezo mientras se sentaba en el borde de la cama estirándose por la pereza que tenía, agarró su celular como esperando que algo sucedieran para volver a dormir, lo que sea, la más mínima cosa le serviría. Pero nada sucedió. Frustrada, se levanto de la cama con dirección al baño, se desvistió y se metió a la ducha. Se tomó su tiempo dejando que su cuerpo se relajara con el agua caliente que hacía un recorrido por su piel. Al salir quedo mirando el uniforme que colgaba en un gancho en su pared, le gustaba la corbata azulada, no lo iba a negar. Se seco el cuerpo y se lo puso, se arreglo el cabello, hizo su rutina de cuidado de la piel, se lavo los dientes y se miro en el espejo, ni bien ni mal, solamente un uniforme. Uno de tantos que se había puesto.

Salió de su habitación con su mochila colgada en uno de sus hombros y la dejo caer en el sofá grande de la sala de estar. Prendió la televisión dejando el primer canal que estuviera, era uno de noticias, solamente quería tener un sonido de fondo, hacía mucho silencio en las mañanas en el lugar al que hace unas semanas llamaba hogar.

Fue a la cocina y miro que había para preparar y desayunar, pero siendo sincera, no tenía ganas de cocinar algo. Tal vez se iría a la escuela sin desayunar. Pero se puso a pensar más responsablemente en las consecuencias y conociéndose le podría dar mareos en medio de la ceremonia de ingreso a los nuevos estudiantes.

Reflexionó y abrió la nevera y buscó que había para comer sin tener éxito en encontrar algo que no necesitara ser cocinado antes y tampoco tenía muchas ganas de comer cereal. Después de un tiempo y haber visto la hora y sorprenderse por lo tarde que era ya y saber que tuvo el suficiente tiempo para alistarse y lo desperdicio se decidió en tomar una botella de jugo de naranja y salir del lugar. Ya compraría algo en el camino.

Se dirigió a la entrada con su mochila y se puso los zapatos, tomó las llaves que estaban en una mesita pequeña de madera y abrió la puerta.

- Me voy. - mencionó casi en un susurro más para sí misma con una cara neutra, viendo hacia el gran departamento vacio cerrando la puerta atrás de ella.

Camino hasta la parada del metro y espero paciente, se había topado con uno que otro estudiante, algunos con el mismo uniforme que ella, pero solo los ignoró y entro al metro que la llevaría. Estaba un tanto lleno, lo suficiente como para que casi todos los asientos estuvieran ocupados y que en poco se llenaría más con personas que iban a su trabajo o a la escuela. Tomo asiento y así empezó el camino a su nuevo instituto. Pasaron unos diez minutos y ya se encontraba caminando hacia la entrada principal de la escuela junto con otros estudiantes que hablaban animadamente entre ellos.

Se paro en la gran puerta de barras de metal negro, solamente admirando el edificio. Era grande, hacía valer la reputación del instituto Fukurodani. Tal vez suceda algo interesante, solo deseaba no hacer el ridículo en frente de tantos desconocidos.

- Ah... Creó que si se me olvidó empacar un bolígrafo...

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- Gracias por leer.

-Nath