Capítulo 5

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𝑼𝒏 𝑬𝒈𝒐𝒊𝒔𝒕𝒂



Aquella diversión tan extraña y ruidosa parecía que duraría por siempre, pero cómo debe ser, ni bien llegó la profesora guardaron el equipo, la comida y saludaron al unísono para disimular el chiquero que habían hecho en su ausencia pero para su mala suerte nada fue pasado por alto y tal cómo una madre, la señorita Gloria fue de grupo en grupo a quejarse de lo que no consideraba estuviera bien.

─¿Creen que soy cojuda? ─ Cuestionó aquella mujer de cabello negro largo hasta la espalda, con unos lentes que le daban una apariencia más fría, dura y calculadora.


¿Es ella..? ─ Preguntó Nueva Zelanda susurrando, daba algo de miedo por su voz pues gritaba mucho.

Sí, es algo estricta pero no te asustes, es muy buena en realidad.─ Contestó Perú también susurrando, para su suerte aún no lo habían regresado a su lugar pero lo harían en cualquier momento.─ Ojalá no se de cuenta para poder seguir aquí.─ Agregó, agarrando el hombro de Nueva Zelanda, mientras que su profesora seguía.

─ Ya, te vamos a tapar hoy.─ Aviso Fabiana susurrando.

─ Solo si no dice más cochinadas. ─ Ordenó Ximena, pues no se sentía cómoda cuándo hablaban de cosas sexuales.

─ ¡Chévere..! ─ Chilló él blanquirrojo en voz baja, sonriente cómo siempre, pero para reafirmar que eso no incomodaba a Nueva Zelanda se giró.─ ¿Te parece bien que me quedé?

Nueva Zelanda sonrío y con la cabeza asintió cómo respuesta generandole más ternura al blanquirrojo, quien sólo atinó a morderse el labio para no gritar.

─ A mí no me engañan, JOSÉ.─ Gritó para llamar la atención del niño quien por el susto dejó caer su marciano al suelo, pues lo estaba comiendo cubriendose con sus brazos.─ Míralo, míralo, MÍRALO. ─ Regaño, recogiendo el marciano con la punta de las uñas.


─ Perdón profe.─ Se disculpó con la cabeza abajo, pues quiera verificar haber escondido bien su hamburguesa y su gaseosa entre sus cuadernos.

─ No, no, no, no te disculpes, te apuesto 10 dólares a que debajo de tú carpeta aún tienes comida chatarra y te la vas a comer en mi clase, pero déjame decirte que si reviso y encuentro te lo quitaré! ─ Rápidamente José empezó a sudar frío, no tenía forma de escaparse de esa y perdería su lonchera.─ ¿No vas a decir nada?

José se 🤡 mudo.


─ Ya déjelo pe' profe, yo le apuesto 15 a que no hay nada ahí debajo.─ Intervino Arturo, confiado cómo siempre.─ ¿Qué me dice? Si quiere yo reviso la carpeta.

─ ¿A con que confiadito? A ver, quiero ver que lo hagas y que no me saques NADA de allí.─ Contestó Gloria, cruzandose de brazos, confiada en su instinto.

─ Ya, ya, ahorita, yo sé que no tiene nada.─ Replicó Arturo, levantándose de su silla para ir corriendo a la de José a agarrar su cabeza a chocarla con la suya.─ ¿Verdad no conche..? ─ Murmuró, sacándole un par de risas a sus compañeros.

─ Sí, sí, sí, te juro manito.─ Se apresuró en contestar, ¿En qué estaba pensando su amigo? No tenía ni idea y lo aterraba.

─ Oigan ya, estoy muy vieja cómo para esperar a que se dignen a revisar, me haré cenizas y tendrán que comprar pan y hacer café para velarme aquí mismo.─ Interrumpió la profesora, su cruzada de brazos, nada sorprendida de que tratarán de obtener tiempo.

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⏰ Last updated: Jul 20, 2021 ⏰

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𝒀𝒆𝒔 𝑻𝒆𝒂𝒄𝒉𝒆𝒓Where stories live. Discover now