23. Delta Saint -Zaintsee -Historia Corta - Terminada

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Antes de comenzar, me gustaría deciros que esta es la primera vez que voy a hacer una historia de este tipo (incluyendo Deltas ), No tengo idea de como quedará, espero que no os resulte demasiado confusa.

Advertencia:
Esta historia contiene escenas de sexo duro y vocabulario fuertes, además de comportamientos abusivos, como violación, agresión, etc...por ello, si eres sensible a estos términos no continues. Sin embargo, quiero decir que no puedes olvidar que es Omegaverse y que los seres ficticios que habitan en él, mayormente se mueven por sus más fieros instintos, olvidándose de la razón.

Muchas gracias a tod@s de antemano.

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Estaba siendo un día de trabajo de lo más aburrido y normal, por eso Zee, un exitoso y atractivo empresario alfa de treinta años y hermosos ojos, no esperó para nada encontrarse cara a cara con su destino.

A su despacho llegó un fuerte y extraño olor, que a pesar de que en un principio le resultó molesto, todo cambió al escuchar la suave voz del portador de este.

—¿Es usted el señor Pruk?.

El alfa algo aturdido se giró y en su puerta se encontró con un joven y apuesto alfa, con la cara más linda que había visto en su vida.

-Su secretaria no estaba en su mesa y entonces he decidido pasar—habló éste—... buenos días, soy Saint Suppapong y vengo en representación de mi padre, Matthew Suppapong...al parecer hoy tenían una importante reunión.

Zee carraspeó, recobrando la compostura.

-En-Encantado de conocerte...está bien, no hay problema...por favor, toma asiento-dijo algo confuso mientras señalaba el sofá.

Tras sentarse, el recién llegado volvió a hablar.

-Quiero advertirle que esto no es lo mío y que mi padre me ha obligado a venir aquí...así que, sea breve, tengo otros asuntos.

El rizado asintió y a continuación esbozó una media sonrisa.

-Bueno, la verdad es que este contrato no es para hablarlo en poco tiempo... este asunto requiere revisar todos los términos cuidadosamente- dijo el empresario mientras repasaba uno a uno los delicados y varoniles rasgos del extraño ser que tenía delante.

Tras escuchar eso, el alfa más joven resopló molesto.

-Está bien, como quiera...empiece de una vez entonces.

—Ok.

Mientras que el empresario le leyó y le explicó una por una las condiciones del acuerdo, entre la empresa de este y la de su padre, Saint no dejó de observarlo detenidamente.

Reparó en que el empresario tenía unas facciones muy varoniles, una altura y una forma física excelentes y que además, lucía una hermosa y graciosa nariz que le recordó a la de un oso Koala.

A medida que pasaron los minutos y aunque una parte del castaño seguía molesto con su padre por haberlo obligarlo a estar allí, otra parte de él estaba empezando a celebrando.

Sin darse cuenta, se había quedado hipnotizado por los labios en movimiento del atractivo empresario, de los cuales, a pesar de que de ellos salían simples palabras del dialecto comercial, la verdad era que a este le sonaron como una linda música celestial.

…—Y bueno, creo que esto es todo, ¿Qué le parece?...oiga, ¿Me escucha, señor Suppapong?—preguntó el alfa mayor intentando sacar a este de su trance pues desde que había comenzado a hablar, el castaño no había pestañeado—…oiga...oiga señor Suppa...hey ¿me oyes Saint?, ¿Saint?.

—Eh si...dígame, ¿Qué ocurre?—habló este tras reaccionar finalmente.

—¿Estás bien?

Al escuchar su nombre nuevamente de la boca del preocupado empresario, el cual se había aproximado, el castaño sintió como si su interior se despertase de un largo letargo.

—Si, emm...si lo estoy.

A esa corta distancia, sus ojos hicieron contacto de una forma más allá de la visual, fue como si sus almas saliesen de ellos mismos para fusinarse en una sola.

—Saint

—Zee

Ambos se sonrieron sonrojados, a la par que sintieron como sus alfas interiores revolucionaban sus cuerpos.

—¿Será posible que seas tú quién yo he estado esperando toda mi vida?— Preguntó el mayor cogiéndole la mano.

El castaño asintió.

—Si, creo que si... yo siento lo mismo que tú.

Aún así, el empresario algo incrédulo  lo miró confuso.

—Pero ¿Cómo es posible?,  los dos somos alfas...siempre creí que encontraría a un omega.

Saint entonces se encogió de hombros.

—Bueno, estamos igual...yo jamás creí que encontraría a nadie y mucho menos tener que agradecérselo a mi padre.

Zee rió ante eso.

—Ok pues entonces muchas gracias, Matthew Suppapong.

—Si, eso..muchas gracias papá.