23. Delta Saint -Zaintsee -Historia Corta - Terminada

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Ya habían pasado tres días y el celo de Saint aún presente, tenía a ambos seres sumidos en una vorágine de sudor, fluidos seminales y una pasión desenfrenada.

Llevaban más de veinte copulas y aunque agotado, Zee no quería desaprovechar el maravilloso estado de sumisión en el que se encontraba el castaño.

Por su parte, este estaba lleno de placer y a pesar de que su nueva condición no le había hecho mucha gracia en un principio, tenía que reconocer que el tener un celo más largo que un alfa normal, tenía sus ventajas.

Los ardientes y necesitados besos de Zee lo hacían flotar en el aire y cuando el increíble cuerpo de este sudaba y temblaba encima suyo, era como si llegase a tocar el cielo con las manos.

A pesar de que los teléfonos de ambos no cesaron de sonar y el timbre su puerta no dejó de timbrar, ninguno de los dos hizo caso pues estaban en su momento y en su propia burbuja.

Nada del exterior les importó durante los cinco días en los que el celo no lo abandonó y en ese tiempo, alfa y delta conectaron sus cuerpos y almas como nunca lo habían hecho anteriormente con otros seres.

Probaron cada una de las posturas sexuales que se les ocurrió pero sin duda la que más gustó al castaño fue cabalgar sobre la dura y palpitante polla de Zee.

Cada vez que esta se adentraba en su interior, todo su ser se estremecía mientras desde esa posición miraba con real dominio al entregado alfa, que jadeaba sin control, entregado a la desenfrenada lujuria.

En esos momentos, Saint se sintió poderoso, tanto como el alfa que siempre creyó ser y con ansias deseaba volver a tener el celo, para así poder experimentar esa sensación nuevamente.

Ya de vuelta a la realidad, Zee más que feliz, regresó a su empresa, no sin antes dejar bien marcada su huella en el castaño, colmándolo de más besos por todo su hermoso cuerpo, lamiendo la preciosa marca del cuello de este, hasta comprobar que esta sería muy visible a otros alfas.

-Te veo en la noche, precioso

-Está bien Zee, aquí estaré.

-Voy a extrañarte mucho, ¿Tú me extrañarás también?

-Claro, seguro que lo haré.

Tras despedirse por más de veinte minutos, Saint finalmente también regresó a su arte y sorprendido, contempló anonadado la creatividad que ahora brotaba de su recién despejada mente.

Las ideas fluyeron como lluvia intensa y sus manos, moldearon las obras con real maestría y perfección absoluta.

Verdaderamente se sentía mejor que nunca, tan solo esperaba que eso fuese duradero y que su fuerte temperamento no terminase espantando a Zee pues realmente sospechaba que tan solo junto a ese alfa, encontraría la ansiada felicidad.