⚜️ El encuentro ⚜️

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Dato: 23 de abril, de 1928

Primavera plena. El ambiente era cálido y dulce y la esencia de la tierra húmeda encendía los sentimientos y la melancolía del mundo; el perfume de las rosas se mezclaba al fértil olor del pasto recién segado y al de los arbustos; toda esa gama de sensaciones se fundía con las ondas intangibles de la brisa y resultaba muy agradable para quien lo sintiera. Pero aquel hombre que estaba casi mimetizado en el paisaje no se entregaba al flagrante espectáculo que le rodeaba, prefería mantener con una mano su gran sombrero y con la otra una gran escopeta, mientras se preparaba para cazar; su mirada se entrecerró para afinar la puntería y un remedo de sonrisa surgió de sus labios retorcidos por la tensión.

"Tal parece que hoy será un día agradable para cazar" pensó el hombre, aferrado a una esperanza sin palabras y a la sombra castaña y enredada de las hojas de los árboles.

Siempre gustaba de perderse en lo más profundo para encontrar a sus preciados venados; ese día en particular, después de caminar hasta perderse en lo más frondoso del bosque, pudo divisar a su presa. Acostumbrado a su rutina, mantuvo un silencio parecido al de cualquier cementerio a medianoche y activó su extrema paciencia como gotas de rocío al caer, insonoras, hacia la oscuridad; el ojo derecho empotrado en la mira de su escopeta y el dedo índice, listo para presionar el gatillo, eran un solo mecanismo; mientras tanto, el venado había tensado sus patas, como si adivinara el peligro en el que ya se encontraba y el cazador se puso furioso al notar ese cambio; reparó de inmediato sobre qué podía haberlo alertado, además de su presencia, y solo tuvo que esperar y escuchar para darse cuenta que no solo el animal lo había percibido a él, sino que también había intuido a un tercero en los alrededores (de hecho el cazador lo escuchó moverse entre la espesura) y, sin más preámbulo, el animal, a increíbles saltos, escapó a gran velocidad.

"Oh, vaya, creo que tú sustituirás a mi presa esta noche" dijo el cazador con la expresión avinagrada por el enojo, y no le tomó bastante tiempo reconocer a un muchacho que atravesaba la mira de su escopeta. En ese momento la figura delgada y frágil se percató de que algo le observaba y el cazador, del otro lado, se mostró un poco aturdido, y por primera vez en su existencia, dudó en si disparar o no. El muchacho se tomó su tiempo para respirar y, tomando largas bocanadas de aire, trató de avanzar un poco más, aun a pesar de estar consciente de que, en alguna ófrica parte del bosque, era observado. El cazador disfrutaba de la vista que le ofrecía su fragilidad de movimientos, y a pesar de estar impresionado a un principio por él, creyó que se trataba de un ladrón a punto de ser capturado por alguna turba silenciosa, cosa que no era nada nuevo en esos años; el cazador podría incluso disfrutar de un linchamiento a esas horas, al fin y al cabo, el frágil intruso le había impedido una cacería segura; no obstante, no podía creer lo que sus ojos divisaron en ese momento: unos hombres vestidos con trajes oscuros se estaban aproximando al muchacho, y a pesar de que el cazador estaba lejos, estaba seguro de saber los oscuros propósitos de aquellos. Decidió observar un poco más qué podría suceder, últimamente le dificultaba encontrar pasatiempos para no caer en el tedio de lo cotidiano y esta oportunidad era más que única para beber con sus ojos alguna escena que reflejara la desgracia ajena, la cual recibiría con una sonrisa plena.

Era obvio que dichos sujetos tenían como objetivo llevárselo a toda costa, y el pobre muchacho, al verse rodeado, ya resignado a que lo atraparan, bajó la cabeza, entregándose a su destino. Pero el cazador prestó atención a una cosa que antes no había visto: el muchacho cargaba una pequeña maleta, de la cual emergía un instrumento musical.

"Sería mejor si se deshiciera de esas cosas si realmente quiere huir -dijo de manera burlesca-, bueno, en todo caso siempre es lo mismo, más que seguro lo lincharán", se puso en pie y giró para volver a concentrarse en su cacería, pero el ruido de dos objetos que parecían de metal chocando entre sí le informó que allá se desarrollaba una pelea con espadas. Mayúscula fue la sorpresa del cazador cuando, al volver la mirada, se encontró con un cuadro distinto al esperado, ya que el muchacho oponía resistencia de una manera impresionante; las espadas que sujetaba parecían salidas de una fantasía medieval, a pesar de que el cazador no tenía ninguna idea de dónde habrían estado antes de ser desenfundadas.

El Monstruo De Louisiana Onde histórias criam vida. Descubra agora