madres || jenlisa [G!P]

→ Lo siento, Jennie

— Necesito escuchar la explicación de tus disculpas, amor. No puedo perdonarte si no sé qué es lo qué pasa

Lisa suspiró y asintió al saber que Jennie llegaría a saberlo de todas formas.

Ahora era donde comenzaba la verdadera confesión.

La más difícil de toda su vida.

— Aparte del hiperémesis gravídica, el doctor...descubrió algo...en parte más grave — el nudo en su garganta se hizo presente y Jennie solo se dedicó a acariciar la mano de su esposa en señal de apoyo.

Y es que fuera lo que fuera, Lisa sabía que Jennie la apoyaría; o al menos eso quería creer la coreana.

Siempre se había dedicado a hacerle entender a Lisa que la apoyaría, ayudaría y que siempre serían ellas dos contra lo que sea que alguna, o ambas, les hiciera daño

Pero...ahora estaba dudando mucho sobre si Lisa estaba consciente de eso.

— Lisa, me estas asustando mucho — confesó la coreana sintiendo un nudo en la garganta al imaginarse el peor de los casos

Lisa mordió su labio inferior en un gesto de nerviosismo y luego de un rato, dándose muchas fuerzas ella misma, decidió hablar

— Jennie, te hicieron una ecografía y unos estudios sobre el bebé hace algunos minutos — Explicó Lisa — En los estudios salieron que...dijeron que...el doctor dijo que..dios, es tan difícil — no pudo continuar hablando debido a su llanto

Jennie también comenzó a llorar pero lo hizo en silencio, observando fijamente un punto muerto de la habitación.

No sabía que estaba pasando, y quizá eso era lo peor de todo.

Lisa se maldijo por ser tan débil y tomó varias bocanadas de aire para calmarse.

— Jennie, los estudios dijeron que nuestro bebé...sería niña — comentó Lisa

¿Otra niña? ¡Genial!, fue lo que pensó Jennie en el momento, incluso sonrió, pero, aquello se borró al ver el rostro de preocupación de Lisa

— ¿Qué más te dijo?

— Yo no puedo explicártelo. El doctor Choi lo hará

Jennie frunció el ceño y giró su vista encontrándose con el doctor en la puerta el cual hizo una reverencia hacia ella.

— Lisa...— susurró la coreana sin entender y la tailandesa suspiró

— Solo escúchalo

— ¿Cómo se siente señora manoban? — Preguntó

— Bien, supongo — respondió Jennie confundida

— Eso es bueno entonces. Primero que nada, le diré que estoy aquí con el propósito de explicarle de manera clara el tema de su hija — Habló — Soy ginecólogo y psicólogo, y, déjeme decirle que este no es el primer caso que voy a tratar en todos mis años de carrera

Jennie miró a Lisa confundida sin saber que decir. La tailandesa mantenía su mirada fija en el piso mientras lloraba en silencio.

— Doctor, ¿q-qué tiene que tratar? — Preguntó sin poder controlar más la situación, experimentando cosas nunca antes sentidas

— Le explicaré lo que creemos va a suceder cuando la bebé nazca, ¿de acuerdo? Pero, quiero que quede claro que es solo una probabilidad — aclaró