Capítulo VI: El laberinto

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Capítulo VI
El laberinto

    LA LLUVIA SE HABÍA ECHO PRESENTE, todos los habitantes estaban resguardados para no mojarse, pero algo les preocupaba a todos. Alby y Minho aún no llegaba.

—Ya tenían que haber vuelto, ¿qué pasa si no vuelven? —cuestionó Thomas quien claramente se veía preocupado.

—Seguro vuelven —contestó Newt sin despegar la mirada de la entrada del laberinto.

—¿Pero qué pasa si no?

—Seguro vuelven —repitió.

La rubia llegó a su lado y recargó su barbilla en el hombro de Newt. Ella al igual que los demás estaba bastante preocupada, no quería perder a alguien más.

Cuando llegó el fin de la lluvia todos se acercaron a las puertas del laberinto con la esperanza de que llegaran pero, se escuchó el crujido de la pared indicando que estaban por cerrarse.

—¿No podemos enviar a alguien a que los busque?

—Yo iré —la chica alzó la mano y dió un paso al frente decidida pero rápidamente Newt la detuvo.

—Jamás —le dijo con seriedad y firmeza.

—Eso va contra las reglas —alegó Gally quien estaba en cuclillas—. Si no vuelven, adiós.

—No podemos perder a nadie más.

Y de nuevo, el aire pegó fuerte a los que estaban allí, algunos empezaron a sentirse mal. Pero Thomas llamó la atención de todos indicando que Minho y Alby estaban en la entrada.

—Esperen algo anda mal —dice Newt.

Minho tenía cargando de espalda a Alby.

—Algo le pasó a Alby —anunció Iris.

—¡Tu puedes Minho correr! — gritó el más pequeño de todos. Todos comenzaron a darle ánimos para que llegaran pero las puertas ya se estaban cerrando.

—No creo que pueda.

En la cabeza de Iris pasaron miles de cosas, sobre si debía entrar o no. Pero finalmente corrió hacía dentro mientras escuchaba los gritos de los demás llamándola pero no sólo le gritaban a ella, si no a alguien más.

—¡Iris! ¡Thomas! —esa era la voz de Newt.

Thomas también había entrado con ella pues había sentido el mismo impulso.

Cuando las puertas estaban a nada de cerrarse, ambos lograron entrar el laberinto. Minho estaba agotado y Alby estaba en el suelo.

—Gran trabajo... es suicidio lo que hicieron.

—Minho —la rubia se acercó al asiático y le dió un gran abrazo, no quería que algo le pasara a su amigo. Ese no se negó al abrazo, solo que la regañaba por lo que había echo.

—¿Qué le pasó? —el castaño se acercó a Alby al igual que la rubia.

—Que parece, lo picaron.

—¿Qué? ¿Cómo? —preguntó Iris mirando a su amigo.

—¿Qué le pasó en la cabeza?

—Hice lo que tenía que hacer —Iris y Thomas se miraron entre sí y luego miraron a Minho.

En eso se escucharon gruñidos de los penitentes quienes ya estaban a punto de salir. Thomas e Iris querían levantar a Alby para así poder llevárselo, no lo querían dejar ahí, si lo hacían, los penitentes lo podrían matar, pero Minho tenía otros planes, el se puso de pie.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐳𝐞 𝐑𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫: 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞𝐫 𝐨 𝐌𝐨𝐫𝐢𝐫Where stories live. Discover now