Capitulo. 5

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    Ucker tomó la mano de Dulce y tiró de ella hacia la habitación. Sus dedos temblaron cuando la agarró a pesar de la expresión altiva y serena de su rostro.

    Oh, sí, iba a disfrutar enseñándole a ser sumisa y su esclava.

    Cuando estuvieron solos en la habitación, Ucker dijo:

    -Estoy seguro de que Maite enseñó las reglas. Y que simplemente eligió ignorar la primera parte.

    Dulce se mordió el labio, podía ver la guerra dentro de ella. Una mujer de carrera, cediendo el control a un hombre autoritario, obviamente iba a necesitar que él le diera una lección. Probablemente varios.

    Interiormente sonrió ante el pensamiento.

    Cuando Dulce no respondió de inmediato, dijo:

    - ¿Quieres un segundo castigo?

    Después de un conciso destello de desafío en sus ojos marrones, Dulce bajó la mirada e inclinó la cabeza con temor.

    -No amo. Se puso de pie y puso las manos detrás de ella, cruzando la espalda.

    Caminó lentamente alrededor de Dulce, le pasó el cuello de cuero sobre los hombros y le echó el cabello hacia atrás, admirando cada centímetro de la belleza de la mujer. Olía a aceite de jazmín y al rico aroma de su deseo.

    Se detuvo detrás de ella y pasó rozando el cuello, más allá de la parte interna de un muslo y debajo de la falda para su vagina. Dulce respiró una pequeña bocanada de aire, pero no se movió. Su mano viajó lentamente a sus pliegues donde se excavó la vagina, presionando el cuero contra su suavidad. Él deslizó un dedo en su sedoso calor y ella se estremeció.

    -Estás listo para mí. - Le acarició el clítoris y Dulce dejó escapar un pequeño gemido cuando su humedad cubrió su mano.

  - ¿Quieres que te folle con mis dedos         ahora?

  La voz de Dulce era baja y sin    aliento cuando respondió

    - Si.

    -¿Si que?

    -Si amo.

    Hizo una pausa por un momento, dejándola alerta con anticipación.

     -No, no creo que hayas ganado esto. Sacó los dedos de sus pliegues y se llevó la mano a la nariz para oler el aroma de su clítoris. Su miembro se movió hacia adelante en sus pantalones de cuero negro.

    Carajo, en este caso, no iba a ser el único en querer venirse.

    Cuando terminó de rodear a Dulce y estuvo nuevamente frente a ella, dijo.

    - Levanta la cabeza.

    Dulce obedeció y se obligó a sacar los pechos para que se mostraran de una manera más tentadora. Pero su cabello bastante oscuro era un obstáculo para sus ojos.

    El deseo quemó las venas de Dulce cuando Ucker le apartó el pelo de los hombros. Su vagina sintió un cosquilleo donde la había acariciado, y estaba llena de deseos de tener un orgasmo.

Estaba vestido con pantalones de cuero negro tan ajustados que le moldearon los muslos atléticos y con una camiseta sin mangas. También olía bien. Almizcle, condimentado con especias, para después del afeitado y loción masculina.

    Después de echarse el pelo hacia atrás, Ucker usó el cuello negro para acariciar la parte superior del corsé, sobre cada pecho, acariciando los botones rosados ​​y oscuros de sus pezones, miró por encima de la tela. Enganchó la mitad de la cuerda del corsé con un dedo y Dulce lo vio jadear mientras tiraba con fuerza y ​​de repente abrió el corsé con un pequeño sonido explosivo y rompió la cuerda liberando sus pechos.

    -Hermoso. murmuró, frotando de un pezón apretado al otro. Bajó la cabeza y pasó la lengua por cada pezón que comenzó a endurecerse como diamantes. Dulce no pudo evitar dejar escapar un suave gemido a través de sus labios, que fue causado por el contacto.

    Llamaron a la puerta y Ucker levantó la cabeza. Su mirada se clavó en la de ella durante un largo momento.

    -No te muevas. - le ordenó y se dio la vuelta.

    Dulce adelantó las manos y comenzó a levantar el corsé sobre sus pechos antes de que él abriera la puerta. Ucker miró cuando su mano se posó en el pomo de la puerta.

    -No te dije que no te movieras. Él la miró fijamente mientras guardaba el collar en un bolsillo de sus pantalones de cuero.

    -Gano su segundo castigo.

    -Mierda

    -¿Tienes ganas de ganar un tercero? Su mirada se entrecerró. -No hables hasta que te dé permiso para hablar, con las manos detrás de la espalda y la espalda recta. Deja el corsé debajo de tus senos para que pueda verlo cuando quiera.

    Dulce pensó en discutir, pero no estaba segura de lo que él tenía en mente para sus castigos. Decidió obedecer, puso las manos en la espalda y levantó la barbilla aún más.

    Cuando Ucker abrió la puerta, dejó entrar a tres hombres con bandejas abovedadas. Dulce pensó que iba a morir de vergüenza, parada allí erguida y con sus pechos desnudos a la vista. Un torbellino de aire entró en el pasillo, pasando y rozando sus pezones, haciéndolos doler más.

    Para su alivio, los camareros no la miraron. Se ocuparon de colocar bandejas en el suelo, levantar platos y colocar la comida en la gran mesa de caoba en un extremo de la habitación.

    El estómago de Dulce dio un gruñido aún más fuerte, cuando esta vez notó los aromas enriquecedores de langosta y camarones asados ​​a la parrilla, sopa de salmón y pan recién horneado.

    Para apartar sus pensamientos de la comida y de sus pechos desnudos, miró la habitación. Era una suite, absolutamente impresionante, con su equipo de caoba ricamente pulido y cojines de terciopelo rojo. Jarrones llenos de flores frescas adornaban las mesas de lo que debió ser la sala de estar. Dulce captó el aroma de rosas, orquídeas y lirios mezclados con el aroma del aceite de limón.

Fin De Semana Erotico 🔥 Vondy Hot. Where stories live. Discover now