5 | El corazón quiere lo que quiere

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The Heart Wants What It Wants - Selena Gomez

GRACE

La frialdad por parte de Oliver volvió a reinar entre los dos.

La cercanía que mantuvimos el día que me abrazó no se repitió, es más, creó un abismo aún más grande entre nosotros.

No queda nada del Oliver del pasado y mucho menos de aquella Grace que se sentía segura y podía mantener una charla animada sin despegar los ojos de los suyos. Ahora soy incapaz de hacerlo sin sentirme culpable.

Y por más que desee hablar con él todavía hay algo que me impide hacerlo. Es como si una parte de mí me alertara de que mi padre podría hacerle daño. No me lo perdonaría.

Max me espera apoyado en el umbral de la puerta mientras termino de arreglarme. 

Levanta la mirada y repasa mi cuerpo.

—Joder, mira que eres preciosa —Mis mejillas se sonrojan al instante.

—Deja de decir tonterías —paso por su lado sosteniendo las llaves que me arrebata antes de salir.

—Por una vez en tu vida acepta un cumplido, pesada —le sonrío.

Max ha pasado toda la semana conmigo y no quiere separarse de mí por temor a que vuelvan al piso. Él no conoce a mi padre en persona, pero sabe de lo que es capaz. Entre el pasado y lo que ocurrió hace varios días se hace una idea bastante clara de hasta dónde es capaz de llegar.

Una hora más tarde llegamos a la empresa entre risas y música de fondo.

Bajo del coche y Max lo rodea para colocarse delante de mí.

—¿El capullo de tu novio sigue molestándote? —comenta Max.

—Que no es mi novio —le aclaro por décima vez en lo que llevamos de semana—. Y no me molesta, solo... Solo se dedica a recordarme el error que cometí. Supongo... —Max no me deja terminar de hablar ya que coloca un dedo en mis labios.

Sus ojos caen directo a lo que sea que tengo a mis espaldas. Aparta la mano y le miro mal.

—Madre mía que guapo es tu hombre —giro un poco la cabeza y veo como Oliver baja de su coche. Lleva un traje gris que le queda genial y unas gafas de sol que impiden que vea si esta mirando en mi dirección. Lo dudaba.

Lo dudo muchísimo.

—No es mi hombre —le aclaro.

—Si no es el tuyo será el mío —se ríe y pongo los ojos en blanco.

—No es de nadie —aseguro con firmeza y segundos después me doy cuenta del error que acabo de cometer. Max enarca una ceja, divertido, así que añado—: Es lo que dicen en la empresa —titubeo—. Les encantan los cotilleos, ya te lo puedes imaginar.

—¿Nerviosa? —muevo la cabeza, negando—. Haré como que no estás mintiendo.

—Es que no estoy mintiendo —sonríe—. Dios, me sacas de quicio. Me voy antes de que sigas sonsacando información.

—Que te vaya bien —se acerca y me abraza, para luego susurrar: — Se ha quitado las gafas y menuda mirada matadora me está echando. Adoro.

Doy varios pasos hacia atrás.

—¿Te doy un beso para ver si se molesta? ¿Quieres poner celoso a tu no novio?

—Lo que quiero es que te vayas.

—Mientes un poco mal, Gracie.

—A trabajar —le mando y atrapa mis mejillas entre sus manos para plantar un beso.

Obligada A Olvidarte © Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora