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Ganas de desaparecer

Unos meses más tarde, la organización de Génesis había decaído considerablemente. El menor había entrado en una depresión en donde casi no salía de su cuarto, únicamente para ir a comer o al baño, Daize y Marie estaban preocupados por Génesis, así que ellos fueron al cuarto de este.

—Eh, ¿Gen? ¿Podemos entrar? Somos Daize y yo — murmuró Marie tocando la puerta un par de veces. Al no obtener respuesta, decidió abrir mostrando la oscura habitación del castaño, era un cuarto enorme, había una ventana que tenía un balcón, un pequeño escritorio estaba a lado de su armario y al fondo estaba su cama, que era como para 7 personas.
—¡Gen!.

El castaño estaba acostado y sus piernas cayendo en el piso viendo hacia el techo, traía un short gris y una camisa de manga corta que mostraba sus cicatrices de sus brazos, y con varias botellas de licor en el suelo vacías o rotas. La rubia se acercó rápidamente a este mientras trataba de despertarlo. —Clawdell, despierta.

—¿Qué pasa?— Daize se acercó a su amiga preocupado.

—Esta en shock, llama a François, dile que llame a un doctor, ¡ya!— el peliazul se fue corriendo a buscar al mayordomo y explicarle lo que había pasado, rápidamente llamó a un doctor.

• • •

—Mira Jane, ellos son...—frente a Clawdell había dos mujeres, una de pelo rojo y otra de pelo castaño, luego había dos hombres, un pelinegro y un rubio, al pelinegro era el mismo de sus sueños.

—Ya se quien es el de lentes — respondió Jane y con un cabeceo saludó a Génesis.

—Si, si desgraciadamente — Clawdell se sonrojó un poco cruzándose de brazos y bajando su mirada. —Jane, él es el agente White y vino conmigo para el caso.

—Un placer señor Jane— comentó White estrechando su mano con la de ojiazul contrario, quien sonrió de lado .

Jonah. . .

El castaño poco a poco despertaba, pero su visión estaba borrosa, al rededor de él estaban los dos jóvenes, el mayordomo y un doctor con una enfermera.
—¿Señor Clawdell? ¿Puede escucharme?— oyó como el doctor chasqueaba los dedos en su oreja mientras este parpadeaba para poder ver bien.

—¿D-Donde...estoy?— logró articular mientras se sentaba en su cama. —No, no puedo ver nada, se ve borroso.

—Señor Clawdell, usted tuvo un coma etílico, bueno, estuvo a punto de tenerlo, y no ayudó que usted estuviera en una sobredosis de marihuana— comentó el doctor frunciendo su ceño. —Eso hizo que su vista se desgastara, y desde hoy tendrá que utilizar lentes de por vida.

De su maletín médico, sacó unos lentes de armazón dorado. —Por suerte, vengo preparado, por ahora estos le servirán, le daré a su mayordomo la graduación que necesita para sus próximos lentes, únicamente tendrá que quitarlos a la hora de dormir o bañarse, mi enfermera se quedará con usted unos días por cualquier cosa, tenga buen día — y se levanto de allí para irse de la habitación, la enfermera empezó a preparar algunos medicamentos mientras que Marie se acercó a Génesis.

—...Que lindos, aún así te verás muy guapo— murmuro con una pequeña sonrisa, siempre trataba de ver el lado positivo a la cosas. Clawdell la vio de reojo y se puso los lentes, ya viendo normal.

—...¿Porque llamaron a un médico? ¿Que no vieron que quería morir?— dijo el ojiazul lagrimeando, Marie y Daize se vieron confundidos y después a Clawdell.

—No podías morir Génesis, te necesitamos, eres nuestro líder — Daize se puso serio ante tal declaración de su amigo, Clawdell sonrió sarcástico.

—Lider, ¿qué líder voy a ser si no puedo protegerlos? Estamos en decadencia gracias a mi encierro...No, se acabó.

—¿Qué quieres decir? ¿Estas renunciando?— preguntó Marie confundida.

—No puedes Gen, nosotros vivimos de esto, no puedes dejar todo atrás solo porque no puedes superar la muerte de Leo.

—¡Daize!— la rubia le pegó en su abdomen, Clawdell solamente negó.

—Tch, ustedes no tienen ni puta idea de como me siento...mejor larguense— respondió el ojiazul limpiándose el rostro, Laurē y Carena se fueron del cuarto quedando solo el castaño, la enfermera y François. —Ven aquí François.

El mayor de edad se acercó a su amo preocupado. —Digame señor.

—Quiero que de mi cuenta le des a cada uno 2 millones de euros, vende 4 casinos de los 7 que me dejó mi padre, la casa en Alaska ponla a nombre de Marie y la casa de verano en Versalles a nombre de Daize, prepara todo el papeleo— ordenó el ojiazul, él mayor se quedó viendo confundido al joven.

—¿Señor? ¿En serio se rendirá?— preguntó, Génesis abrazó sus piernas pegandolas a su pecho y suspiró viendo hacia el techo.

—No François, quiero desaparecer. . .

πø

—Señor, al parecer es cierto lo que nos confirmó el abogado, Clawdell esta vendiendo propiedades, dejando todo a sus trabajadores, únicamente dejó una casa de 3 pisos en Versalles a nombre de Laurē y una mansión de "verano" en Alaska a Marie Carena— comentó un agente al supervisor.

—Enterado, gracias — y el agente se fue, Abbott se acarició el ceño mientras pensaba. En eso, entró White. —¿Alguna novedad?

—No mucho, un doctor fue ayer a casa de Clawdell, logré sobornarlo para que me dijiera a que fue y me dijo que sufrió un coma etílico — respondió el pelinegro al de piel oscura con el semblante serio. —Al parecer intento suicidarse.

—¿Alguna vez has estado enamorado White?

El agente al escuchar la pregunta, se sonrojó bajando su mirada, se había enamorado de Campbell, pero este lo utilizó y White lo dejó por haberle mentido. —Mm, si, ¿porque?

—Nada más, sigue vigilándolo, y...— fue interrumpido cuando otro agente entro algo pálido.

—¿Señor? Alguien quiere verlo...

—¿Quién?— preguntó Abbott curioso, en eso detrás del agente, estaba el castaño con un traje negro, con su pelo peinado levemente hacia atrás y con sus lentes, aunque lo que más se le notaba era las ojeras por no dormir y estaba un poco más delgado.

—Yo, yo quiero hablar con usted— respondió Clawdell serio y sin emociones, White al verlo se puso rígido y de igual manera serio.

Continuará...

[🍷] ➺H u m a n ᵀʰᵉ ᵐᵉⁿᵗᵃˡⁱˢᵗ © •|Génesis ClawdellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora