❀【1】❀

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— No quiero ir. — JaeMin se negó rotundamente.

— Na JaeMin, tienes quince años y no has encontrado a un buen alfa, ¿Qué crees que sucederá contigo? Eres omega, tu deber es...

— Mi deber es servirle a un idiota que probablemente me engañe porque soy un bastardo. — Rodó los ojos.

— ¡JaeMin! — Gritó escandalizada— ¡¿Con esa boca dices mamá?! Qué vergüenza. — Se frotó la frente, nerviosa. — No espantes al chico que te verá hoy.

— No confíes en mí.

— Escucha, jovencito. — Lo apuntó enojada— Tendrás pareja, quieras o no. La felicidad te la brinda el dinero, no el amor.

— ¿Tú no amas a papá?

— Con el tiempo aprendí a tolerarlo, no fastidies. — Rechistó— Es cuestión de paciencia.

La vio acomodarse el cabello y aplicarse un labial rojo intenso, vistiendo esos hermosos vestidos que llegaban debajo de la rodilla, de colores pintorescos.

Ella adoraba los matices brillantes.

Él, prefería la escala de grises.

Amaba las cosas como su alma se sintiera y estando jodidamente deprimido el gris parecía ser la combinación perfecta en su ropa y vida.

— Inténtalo cuanto quieras, en el segundo en que ese tonto alfa sepa que tuve un accidente huirá como todos los que usas para las patéticas citas conmigo.

Una cachetada resonó en la habitación y sus ojos se aguaron con rabia.

— ¡Si tengo que ir contigo a esa cita, iré para que no lo eches a perder!

— Muchacho, no le causes problemas a tu madre. — Su padre desdobló el periódico, leyéndolo atentamente.

La camisa blanca con tirantes y el cigarrillo aferrado a sus labios lo hizo estremecer.

No era un mal hombre... Era amable con él y lo sacaba de cualquier emblemática situación para hacerlo feliz.

— Papá, dile algo... — Rogó entristecido

— Hay una razón por la cual hoy estás demasiado chillón. — Lo inspeccionó— Nunca te quejas, solamente sollozas.

Su labio inferir tembló y las largas uñas pintadas de rojo se amansaron en su brazo.

Había llegado a Incheon hacía ya unos días y seguía teniendo pegado a él a un extraño vecino y compañero de aula que insistía frenéticamente con que tuvieran un encuentro romántico.

Era precioso, maldición.

A veces se quedaba observándolo de reojo y las mariposas revoloteaban como locas. Su tez blanca, cabello cenizo, pestañas largas y labios delgados lo traían cruelmente atraído.

Pero no podía.

No le haría eso.

Entró al auto amarillo favorito de su progenitora y abrochó el cinturón sin ánimos.

Al cabo de unos cortos minutos se estacionaron frente a una cafetería verdaderamente encantadora, de azul pastel y rosado.

— ¿Por qué venimos en auto si queda a unas manzanas de casa?

— ¿Qué dirían de nosotros si camináramos? Na JaeMin, no piensas. — Frunció el ceño la mayor.

Confiscó con sus grandes y almendrados orbes cada rincón del establecimiento maravillándose con la vista... Era bien decorado y sus manos picaron queriendo fotografiar los muebles.

𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇 ❀【NoMin】❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora